Proponemos un recorrido por algunas obras que hablan de literatura, del oficio de escribir, de la vida y obra de los escritores, y de los imaginarios en torno a los libros. Crónicas de un librero, una historia de ficción protagonizada por niños, ciencia ficción, un poco de poesía, no ficción y mucho más.

Ejemplares únicos, de Patricio Rago (Bajo la luna)

Patricio Rago es librero en Aristipo Libros, una pequeña librería de usados especializada en literatura, filosofía y ciencias sociales ubicada en el barrio porteño de Villa Crespo. Ejemplares únicos recoge —en veinticinco crónicas brillantes— algunas escenas de su vida como librero. En cada pieza, Rago despliega “la mirada hambrienta del bibliómano” (como dice la escritora Dolores Reyes en la contratapa del libro) para delinear personajes e historias entrañables. A la vez, traza un mapa de lectura a partir de recomendaciones de libros y menciones a escritores de todo el mundo. 

El “bonus lector” es una lista de los libros recomendados por Aristipo que, de la A a la Z, propone libros de Theodor Adorno, Olga Orozco, Stig Dagerman, Juan Carlos Onetti, Marina Tsvetáieva, Marcel Schwob, Martín Heidegger, entre otros. 


Te amo, lectura, de Luis Pescetti (Alfaguara)

Es el séptimo libro de la saga protagonizada por Natacha, una niña que no se cansa de preguntar cosas y que gracias a su curiosidad insaciable vive mil aventuras junto a su perro Rafles y su mejor amiga Pati. Esta historia comienza en la escuela, cuando la maestra le propone al grado de Natacha la lectura de dos libros clásicos: Las aventuras de Tom Sawyer y El Principito, los libros de Mark Twain y Antoine Antoine de Saint-Exupéry. Pero los niños interpretan mal la consigna y se desata una pelea de bandas literarias en la que los chicos se proclaman admiradores de Tom y las chicas de el Principito. 


Fahrenheit 451, de Ray Bradbury

“¿Sabe por qué libros como éste son tan importantes? Porque tienen calidad. Y, ¿qué significa la palabra calidad? Para mí, significa textura. Este libro tiene poros, tiene facciones. Este libro puede colocarse bajo el microscopio. A través de la lente encontraría vida, huellas del pasado en infinita profusión. Cuantos más poros, más detalles de la vida verídicamente registrados puede obtener de cada hoja de papel, cuanto más ‘literario’ se vea. En todo caso, ésa es mi definición. (...) ¿Se dan cuenta, ahora, de por qué los libros son odiados y temidos? Muestran los poros del rostro de la vida. La gente comodona sólo desea caras de luna llena, sin poros, sin pelo, inexpresivas”, le hace decir Bradbury a uno de los personajes de esta novela distópica publicada en 1953. El escritor estadounidense se inspiró en el clima de esa época para escribir la novela. Sus preocupaciones políticas y sociales están plasmadas en esta distopía. Un elemento clave para Bradbury fue la llegada de las televisiones en blanco y negro a los hogares de las personas. A partir de allí imaginó un mundo en el que el entretenimiento (y la vida misma) sucede a través de muros digitales. Así, Fahrenheit 451 narra una sociedad estadounidense en la que los libros están prohibidos y existen “bomberos” que queman cualquiera que encuentren. 

Aunque haya sido escrita hace 68 años sigue siendo una novela de una actualidad sorprendente que no solo permite pensar el rol de los libros en nuestras sociedades, sino también nuestras formas de vivir y de pensar. 

 

Poeta chileno, de Alejandro Zambra (Anagrama)

En esta novela, Zambra cuenta la historia de Gonzalo, un profesor de literatura y aspirante a poeta y de su hijastro Vicente, que con el correr de los años también se interesará por la poesía. La relación padrastro-hijastro que motoriza la historia es retratada con una sutileza y profundidad conmovedoras. Pero además, en las páginas de Poeta chileno hay reflexiones, que también funcionan como pequeños ensayos, sobre la literatura en general y la poesía en particular. Así aparecen, como parte de la historia que se cuenta,  las obras y las figuras de Nicanor Parra, Emily Dickinson, Wislawa Szymborska, Raymond Carver, Clarice Lispector, Ezra Pound, Silvia Molloy, Viktor Shklovsky, Elvira Hernández, Gonzalo Millán y Roberto Bolaño, entre muchos otros escritores y poetas. Desde el título, la novela también juega a cuestionar el poderoso mito de la literatura chilena.

 

¿Hay alguien ahí?, de Peter Orner (Chai Editora)

Peter Orner lee en el sótano de su edificio, en plazas, en hospitales. Lee para estar menos solo, para hacer un duelo, para sobrellevar la vida. “Siempre me negué a ver la ficción como consuelo. Siempre la sentí como algo que debía irrumpir en mi vida, sacudirme de mi conformismo traicionero… Pero hay días en que sí me trae algún alivio, sobre todo en momentos como este, en que la realidad, sea cual fuera, resulta más de lo que puedo tolerar”, dice en el capítulo “Invierno en septiembre” en el que examina el cuento “El primer día del invierno”, de Breece D’J Pancake.  

En este libro de relatos de no ficción, Orner también escribe sobre aquello que lee:  “Es un libro visceral y conmovedor sobre la lectura, el oficio del escritor, sobre la soledad y nuestra relación con los libros”, plantea la contratapa. Cada capítulo bucea en obras literarias y las herramientas que ponen en juego escritoras y escritores como Eudora Welty, Anton Chejov, Juan Rulfo, Virginia Woolf, John Cheever, entre otros. Orner desarma con maestría sus obras y las rearma desde su particular mirada.

 

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