Es ilustrador, dibujante e historietista. De chico dibujaba naves espaciales con rayos láser. De más grande encontró en el dibujo su vocación y estudió con uno de los mejores historietistas del mundo, Alberto Breccia. Los mitos, las leyendas populares, las relaciones entre lo animal y lo humano y sus mezclas posibles son algunos de sus intereses.
Pablo De Bella es ilustrador, dibujante e historietista. De chico dibujaba naves espaciales con rayos láser. De más grande encontró en el dibujo su vocación. Se formó en la Escuela Nacional de Bellas Artes. También estudió historieta con Alberto Breccia, dibujo con Roberto Páez, animación en el Instituto de Arte Cinematográfico y Sumi-e con Cristina Ishikawa. Los mitos, las leyendas populares, las relaciones entre lo animal y lo humano y sus mezclas posibles son algunos de sus intereses como dibujante e ilustrador.
Iustró libros para editoriales y revistas de Argentina, Estados Unidos, México, Brasil y Colombia. En 2016 su libro El Soñador resultó ganador del XX Concurso de Álbum Ilustrado A la Orilla del Viento del Fondo de Cultura Económica de México y en 2019 fue destacado en la categoría Libro-álbum por ALIJA IBBY Argentina.
¿Siempre te gustó dibujar?
Me gusta dibujar desde chico. En realidad todos los chicos dibujan pero luego eligen otros caminos. Nosotros, los dibujantes seguimos dibujando. Recuerdo unos dibujos de naves espaciales, que yo repetía mucho, donde dos naves se enfrentaban cada una en una esquina de la hoja. Iban disparando cañones láser que pintaba con fibras de color y se iban destruyendo poco a poco lanzando humo que iba dibujando. De alguna manera contaba una historia en esos dibujos y me divertía bastante influenciado por los dibujos animados, series y películas de esa época.
Estudiaste historieta nada menos que con Alberto Breccia ¿cómo fue esa experiencia?
Fui al taller de Breccia desde fines de 1991 hasta fines de 1992, poco tiempo, pero suficiente para que me marque por muchos años. Ahí hice mis primeras historietas con monocopia, una técnica que usaba el viejo Breccia, pero que yo había aprendido de otra fuente. Lo que le importaba, plásticamente, era que sepamos valorar el blanco y el negro en igual proporción en nuestro dibujo. Por eso nos daba ejercicios que apuntaban a romper la idea de cubrir con negro una hoja en blanco, entonces pintábamos con blanco y negro en hojas de color copiando fotos.También fue importante conocer su estudio, donde había grandes bibliotecas (era bibliófilo, yo lo contacté en la feria de libros del parque Rivadavia) con anaqueles con mucho fondo, carpetas donde guardaba fotos y recortes de revistas de las referencias para sus historietas (hoy lo solucionamos con internet), algunos originales de Mort Cinder enmarcados y las pinturas con acrílico que realizaba en esa última época de su vida. También me fue importante participar del grupo de alumnOs, donde había verdaderos talentos y se aprendía mucho también.
¿Qué te interesa del mundo de las historietas?
La historieta me interesó siempre por la posibilidad de contar historias con imágenes. También la animación y el libro-álbum me interesan por el mismo motivo. A diferencia de una pintura o dibujo “suelto” o en serie, en estas artes interviene el elemento del tiempo. Nunca me entusiasmó mucho la historieta clásica con personajes que dialogan mucho, sino un tipo de relato más visual, que comunica con la parte plástica de las imágenes. Las narraciones sólo con imágenes, sin demasiadas palabras o texto, me gustan mucho.
¿Cómo llegaste a dedicarte a la ilustración de libros?
Resulta que fue justamente Alberto Breccia quien comentaba que como el oficio del historietista no era muy grato al momento de conseguir trabajo con regularidad, un buen complemento era la de ilustrar libros infantiles. Esa idea me quedó de aquella época así que, años después, una vez que terminé Bellas Artes, empecé a armar mis primeras carpetas de ilustraciones para presentarme en editoriales. Mis primeros trabajos fueron en 1997. Luego fui interesándome de una manera más propia en el mundo de la literatura infantil-juvenil. Pero al comienzo fue para trabajar como dibujante, nomás.
¿Cómo definís a tu trabajo?
Lo que hago no lo podría definir de una sola manera, a veces depende del proyecto, pero últimamente en mis propuestas estoy buscando en determinados temas que vienen del surrealismo y de las historias relacionadas con los mitos y leyendas populares, americanas y de otras partes del mundo. También me atraen las relaciones entre lo animal y lo humano y sus mezclas posibles. Desde lo plástico me interesa la iluminación, fondos imprecisos y cierto tono infantil y suave en la figuración.